El pasado 12 de Octubre del 2011 se dio a conocer la desarticulación de un aparente complot de un ciudadano iraní-estadounidense, junto con un miembro del Ejército Revolucionario de Irán del grupo conocido como los Quds, para asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington. Pero si esta noticia, de suyo, ya es extraordinaria, alcanzo proporciones aún mayores en el momento que el gobierno de Barak Obama aseguro que en el atentado estaba involucrado un miembro del cartel de los ‘Zetas’; atribuyendo con esto, todo un complot narco-terrorista desde México.
Mientras los medios de comunicación en Estados Unidos afirmaban que se trataba de un agente encubierto de la DEA, en México se decía, al mismo tiempo, que se trataba de un testigo protegido por la DEA. Y de ahí para adelante una tonelada de preguntas sin respuesta y muchas cortinas de humo se crearon.
Si se tratara de un agente de la DEA encubierto, tenía que haber sido notificado el gobierno de México inmediatamente, igual que el Congreso mexicano; que son quienes autorizan que un agente extranjero pueda operar en territorio mexicano. Pero no solo el Presidente Felipe Calderón guardo silencio ante el asombro de la noticia, también permanecieron callados por más de 24 horas sus voceros y en el Congreso mexicano comenzaron las especulaciones; la más delicada: que el gobierno de Estados Unidos podría estar preparando el terreno para una incursión militar en territorio mexicano con la excusa de las ligas narco-terroristas. Lo cierto es que en México nadie sabía nada y después de conocida la noticia, todo fue un asombro.
Para tratar de aclarar algunas dudas y aprovechando mi participación en la cadena de radio Actualidad 1020, del Sur de la Florida, tomamos contacto con la congresista Ileana Ross-Lethiner y tocamos el tema. Acompañado de Lourdes Ubieta, reconocida periodista venezolana, le pregunte a la congresista si se trató de un informante o de un agente encubierto de la DEA. Su respuesta fue larga, imprecisa y sin respuesta a la pregunta. Entonces insistí. Fue cuando me dijo, a 36 horas de la noticia, que no se tenían claro aún de quien era el contacto: un soplón del narco mexicano o un agente estadounidense.
La realidad es que hay muchas dudas en esta verdad, que para mí es a medias. Porque si bien puede ser cierto el complot y existe una transferencia bancaria por 100 mil dólares a una cuenta de quien fungió como informante y aparentemente hay grabaciones de por medio; también es cierto que de los miles de narcotraficantes en México, el terrorista iraní-estadounidense escogió al informante! El pago total por el trabajito, según informes del gobierno estadounidense, iba a ser por un total de 1 millón 500 dólares. ¿Existe algún cartel de la droga en el mundo que por millón y medio de dólares quiera ir a poner una bomba a Washington?
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