LO CONOCI CUANDO ERA MUY CHICO, EN CASA DE MI ABUELO MAX ... GABO ALGUNA VEZ ESCRBIO ESTA ANECDOTA ...
La mitad de la vida se nos iba haciendo colas inmóviles, a veces bajo
la lluvia, en los patios de penitencia de la Secretaría de Gobernación.
En las horas que me sobraban escribía notas sobre la literatura
colombiana, que transmitía de viva voz por la Radio Universidad,
dirigida entonces por Max Aub. Eran unas notas tan sinceras, que el
embajador de Colombia llamó un día por
teléfono a la emisora para sentar una protesta formal. Según él, las
mías no eran notas sobre la literatura colombiana, sino contra la
literatura colombiana. Max Aub me llamó a su despacho, y yo pensé que
aquel era el final del único medio de supervivencia que había logrado
conseguir en seis meses, pero ocurrió lo contrario.
"No he tenido tiempo de oír el programa –me dijo Max Aub–. Pero si es como dice tu embajador, debe ser muy bueno."
Yo tenía 32 años, había hecho en Colombia una carrera periodística
efímera fulminante, acababa de pasar tres años muy útiles y duros en
París, y ocho meses en Nueva York, y quería hacer guiones de cine en
México.
HOY SU MEJOR OBRA LLEGA DESDE EL UNIVERSO INFINITO DE LA VIDA ...
Gabriel José de la Concordia García Márquez
1929-2014
“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y
me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que
pudiera, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva
pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría
de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi
alma.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar
que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando
dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él sólo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres…., He aprendido que
todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la
verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
Me apartaría de los necios, los habladores, de las gentes con malas costumbres y actitudes.
Sería siempre honesto y mantendría llenas de amor y de atenciones a las
personas a mí alrededor, siempre trataría de dar lo mejor…
He
aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por
primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente
de mucho no habrá de servir, porque cuando me guarden dentro de esa
maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Trata de decir siempre lo que sientes y haz siempre lo que piensas en lo más profundo de tu corazón.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te
abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de
tu alma
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo, te diría “Te Quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da siempre otra oportunidad para
hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos
queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la
última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy,
ya que si mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no
tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy
ocupado para concederles un último deseo.
Mantén a los que amas
cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y
trátalos bien, toma tiempo para decirles, “lo siento”, “perdóname”, “por
favor” , “gracias” y todas las palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus nobles pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos.
Finalmente, demuestra a tus amigos y seres queridos cuanto te importan.
Gabriel García Márquez